El tiempo que vuela

Hoy a la madrugada Tita se despertó llorando, así que vino a la cama con nosotros. Hoy me desperté y la tenía al lado. La recorrí de pies a cabeza... y dije: por favor, qué grande que está. Ya pronto va dejando de ser un bebé para ser una nena. Y el bebé no vuelve más. 

Celebro con alegría este paso, y reconozco que es maravilloso que podamos empezar a interactuar más, hablar, entenderla... pero estoy seguro que vamos a extrañar mucho a esa bebota que entraba entre mis brazos como un pajarito.